Cuentos para vivir

"Todos los grandes cuentos que existen nos dicen que la vida es un don maravilloso que debemos conservar y cuidar. Todos nos dicen que debemos estar agradecidos, que debemos dar las gracias porque existen los ríos, los perros, las canciones y los niños.
Todo eso es sagrado y nadie tiene derecho a ultrajarlo. Algunas gentes, no es posible saber por qué, están enemistadas con las mejores cosas de la vida. Por eso es importante contar cuentos a los niños, para que cuando sean mayores no sean como ellos".

Gustavo Martín Garzo. "Lecturas para regresar al mundo real". En NT, Marzo-Abril 2010, nº 661

En la imagen, mi cuento de "Dora soñadora" muy bien arropado en un escaparate. Por las noches, cuando se apagan las luces de neón detrás del cristal, con susurros de hojas de papel, los cuentos de los escaparates juegan a cambiarse de sitio y a contarse a sí mismos...

Un dibujo de gato de Philip Giordano

Philip Giordano es el ganador del Premio de Ilustración de la Fundación SM en la Feria de Bolonia.

(Edito la entrada y cambio el dibujo porque el anterior ha desparecido)

Primer día de primavera

Boira. Blanco de primavera 2010.

Fadita verde

Un hada para Tanakil, buscadora de hadas dibuj-hadas!
Esta Fada (=hada en aragonés) la encontré sobrevolando el "pan de rana" en un pequeño recodo del río con agua estancada... Cada vez que se posaba sobre las algas, aparecía una flor de nenúfar, el aire se llenaba de perfume con sabor a limón y se escuchaban risas como gotas de agua...

Detrás de la ventana

Las tapas de un libro ilustrado son ventanas hacia afuera, abiertas al color, a la imaginación, al mundo de los sueños, al cielo de los niñ@s.
Las ventanas del estudio del ilustrador son tapas de un libro cerrado que se va escribiendo día a día, hora a hora, pincelada a pincelada, en el silencio de papel blanco.
Detrás de esta ventana donde se ha subido el gato Baco está la mesa de dibujo del ilustrador. Si queréis echar un vistazo detrás de los cristales, estáis invitadas (e invitados).

Risas de estrellas

Estoy preparando historias, cuentos y leyendas nuevas. Bueno, en realidad nunca son nuevas, sino que vuelven a ser contadas de forma diferente. Sin embargo, a veces pienso que existen infinitas historias dormidas, ocultas, ignoradas. Hay que imaginar nuevos lugares donde buscarlas.

Cada vez que miro al cielo por la noche, una nueva estrella parece reirse de mí. Porque las estrellas, sabéis, se burlan de los pobres humanos. Los humanos, piensan ellas, son tan ignorantes que, cuando llega la hora mágica de las luciérnagas, se cierran bajo llaves, ponen techos sobre sus cabezas, y encienden luces. Son tan simples que huyen por calles asfixiantes de brillos de neón y farolas en fila india. Tan absurdos que se hunden bajo sábanas y cierran sus ojos hasta que pasa el tiempo maravilloso.

Mi amigo el perro y yo hemos aprendido de los sabios gatos a reconocer cuando comienza el momento especial del día, y resulta que ese momento es... la noche. La luna, cada noche, se oculta una rodaja más, y, a cambio, nos regala cientos, miles, millones de estrellas nuevas. Ni todos los humanos, ni todas sus vidas juntas alcanzarían para contemplarlas a todas.

Están ahí, siempre, esperando. Eso sí, alejadas de las ciudades. Encaramadas a lo alto de montes invisibles y mares infinitos. Cada estrella encierra su misterio, cada una cuenta su leyenda, a su manera. Solo hay que pararse, contemplar, escuchar y ... trasnochar.

Son mis estrellas, rielan sobre la Casa del Aire, nunca podré cansarme de mirar hacia el cielo. Sé que bajo el azul oscuro se ocultan miles de historias por descubrir.

La primera ilustración pertenece a una de las guardas del libro "Dora soñadora". La segunda, inédita, es un acrílico sobre piedra.