Sigo soñando



A veces sueño que aparecen dibujos a mi alrededor, y Chema Lera cree que es cierto.

Mamá Gata




Esta es mamá gata. Tiene ya algunos años, sobre todo si los comparamos con la edad humana, unos cuarenta y cinco. Desde que nació, se convirtió en una superviviente con muchísimas ganas de vivir. De sus siete vidas, ya ha gastado por lo menos tres, que nosotros sepamos. Sus ojos son de un color azul como el cielo del verano. Son enormes y redondos. Es la gata ideal para un ilustrador: su pelaje es de muchos colores, de tonalidades diferentes de grises, ocres, naranjas, negros y blancos. Además no guarda ninguna simetría, como si la hubieran salpicado con esos colores, a puntos, a manchas, a rayas. No existe una gata más cariñosa que ella. Ronronea, ronronea, ronoronea sin parar. Le encantan los papeles, a ser posible arrugados como una pelota. Aquí aparece mirando los últimos dibujos que hemos hecho para un relato y que pronto os enseñaré. Ella está pensando que quizá estos papeles sean ideales para arrugarlos y jugar un rato...