Dibujando al calor del fuego

Vuelven la nieve y los recuerdos. Hemos encendido el fuego y parece que reiniciamos el ciclo... como cuando dibujaba Dora soñadora en el rincón junto al hogar, ahora hará casi un año.


Nos empeñamos en vivir a plazos y así nos vamos comiendo el tiempo. En un mes tal o cual aniversario, en una semana, el finde, en un año, la Navidad... y vuelta a empezar. La sociedad nos obliga a compartimentar nuestra vida.

¿Por qué no dejamos de contar de una vez por todas los días, los meses o los años y permitimos que el eterno péndulo de la naturaleza nos acune mientras vivimos? Porque, ¿cuánto dura el instante de una lectura junto al fuego, con un gato en el regazo? ¿Cuánto tarda en tornarse roja la hoja verde de la parra otoñal?¿Tienen tiempo los pensamientos?

12 comentarios:

Noemi Risco Mateo dijo...

Hola,
¡Qué bonita imagen la del gato frente al hogar! Por cierto, no sé si has visto la ilustración de Ruth Sanderson donde la niña es la que se sienta sobre el regazo del gato a leer un cuento. Ahora mismo puedes verla en mi blog ;-)
En cuanto al tiempo, creo que los humanos lo contamos porque sabemos que hay un fin, que se nos acaba ese tiempo en algún momento y queremos hacer muchas cosas antes. Si fuéramos inmortales y supiéramos que tenemos todo el tiempo del mundo, no le daríamos tanta importancia, seguro.
Un saludo y caricias para todos esos gatos maravillosos que te acompañan,
Tanakil.

Anónimo dijo...

Es el eterno girar de la Rueda, amigo...

Ritmo y pautas... Están en todo: la naturaleza, las estaciones, la rotación de la Tierra en su traslación alrededor del Sol; del Sol en las galaxias; de las galaxias en su desplazamiento por un universo... insondable. Rotos ritmo y pautas sobreviene el caos y colisionan unos elementos contra otros, desde los casi inmensurables núcleos de estrellas que forman las galaxias hasta los átomos de los que todos estamos hechos.

El tiempo, habiendo observadores como el ser humano, existe. Porque pasamos. Nosotros. Por si fuera poco, el hombre creo ese nefasto invento: el reloj.

Para olvidar mi paso por el tiempo tengo dos recursos: sumergirme en la historia de un libro y quedarme embelesada con la sonrisa feliz de un niño.

Mmmm... Vale, sí. También hay otros instantes en que cualquiera pierde el norte y se olvida de todo, pero... Ésa es otra historia, como decía Ende, y no viene a cuento ahora ;)

Vosotros, habitantes de la casa del aire, tenéis algo más fácil escapar de vez en cuando de la corriente del río que nos arrastra. Aquí cada día cuesta más trabajo conseguirlo.

Me ha gustado ver en una de las etapas de su creación la lámina de Dora cuando se encuentra con Ginés camino de la escuela. Y en la escena idílica, con ese libro abierto en el regazo al amor de la lumbre, me ha dado por imaginar que podría ser... Bueno, eso es lo de menos.

Saludos

PD La parras en casa estuvieron rojas hace tiempo y ya han tirado todas las hojas. Lástima; estaban muy bonitas.

M.L.

La Gatera dijo...

Con tus palabras nos has hecho pensar en el tiempo, en su deambular, en su misterio... Y nos has llevado lejos con esa íntima escena que combina a gato y libro frente a un buen fuego... Pequeños placeres que pasan... Pequeños placeres que vuelven...

Saludetes gatunos, querido Chema.

Rumbo, Noa y Elmo.

Luisacov dijo...

Nosotros, esos necios animales que un día se irguieron pensando ser el centro del universo y el destinatario de todo cuanto existía a nuestro alrededor, precisamos compartimentar todo, referenciar todo, desmenuzar todo para dejarlo a un nivel que podamos comprender, manipular,............ para no sentir lo que en realidad somos, un grano dentro de un inmenso universo, un suspiro en una evolución, una piedra en la grandiosidad de un planeta que, cuando se canse de que lo usemos y abusemos de él, nos recordará con solo un movimiento de su enorme cuerpo, quien manda en quien.
Tan importantes nos hemos creido que hemos invadido la tierra con el hormigón y hemos sustituido ver crecer una planta día a día por poner tuercas en una cadena de montaje día tras día. Esa tela de araña que son las ciudades, poco a poco ha atrapado a las personas en su interior para fabricar personas infelices, personas que trabajan denodadamente en trabajos que no desean para tener dinero para poder comprar ese tiempo de ocio mínimo para no sucumbir a la locura de un ritmo de vida que agota, agobia y termina enfermando a las personas en cuerpo y alma.
¿Quién es mas listo, el gato que duerme cuando quiere, se va a cazar (o pedir) su comida, se tumba al sol, sabe pedir afecto cuando lo precisa y agradecerlo en forma de ronroneo o un humano?
Particularmente creo que tan listo nos hemos creído que nos hemos pasado y si miráramos mas hacia lo que nos rodea, hacia los animales que, con tener lo esencial son felices, quizá otro gallo nos cantaría.
Luisa

Lamia dijo...

Podría ser que Simba hubiera dado un salto de mi regazo al tuyo.Preciosa reflexión Chema.

Chema Lera dijo...

Estimada Tanakil. Sí, vimos la preciosa ilustración, pero nunca he conocido a un gato tan grande, aunque la abuela Boletta parece que se ha propuesto crecer tanto como él para acunar a todos sus nietos en su regazo... En cuanto al tiempo, ¿está usted segura de que si los humanos tuvieran todo el tiempo del mundo, no pensarían en el tiempo? Posiblemente se aburrirían tremendamente y desearían que fuera más corto... ¡ellos nunca están contentos con nada!
Recuerdos para sus preciosos y apreciados felinos Merlín y Bombay, y un ronroneo para usted.

Chema Lera dijo...

Estimada y misteriosa amiga M.L., gran conocedora del Tapiz del Tiempo, permítame que le diga que su primer párrafo es, sencillamente, magistral. Y coincido con usted, todos los gatos filósofos lo han dicho siempre: el problema del hombre es que crea sus propios problemas, léase tiempo, fronteras, dios. Un consejo, que seguro que sigue, acaricie a un gato que ronronea con el pausado ritmo de la ternura intemporal...
Y qué observadora es usted con las ilustraciones, no se le escapa ni una...
Tranmítale un cariñoso maullido de nuestra parte a Kitiara, y otro para usted, M.L.

Chema Lera dijo...

Mis queridos Rumbo, Noa y Elmo, ustedes y nosotr@s sí que sabemos lo que es el placer de olvidarse del tiempo, ¿verdad? Creo que no hay mejor trinidad que un cálido regazo de humano bondadoso, una lumbre adormecedora y el sonido calmo de pasar las hojas de papel de un libro...
Mis mejores maullidos para ustedes y sus humanos

Chema Lera dijo...

Mi admirada Luisa, parace que ha leído mis propios pensamientos que, por supuesto, compartimos con mi humano. Parece que, afortunadamente, quedan algunos humanos y humanas capaces de razonar con la vehemencia y la sabiduría que usted ha puesto en sus atinadas palabras. Coincido plenamente, los gat@s somos felices, sencillamente porque somos gat@s, y lo sabemos.
No puedo añadir nada más, todo queda dicho, y preciosamente dicho.
Reciba un cariñoso maullido,
Doña Gata Bru

Chema Lera dijo...

Transmitiré encantada sus palabras, estimada Lamia. En cuanto al don de la ubicuidad de los gatos, es algo perfectamente comprobable.
Haga llegar de nuestra parte un cálido ronroneo para Simba y para usted un cariñoso maullido y nuestros deseos de pronta recuperación (no se olvide de la gatoterapia).

M y Kiti dijo...

Y qué observadora es usted con las ilustraciones, no se le escapa ni una...

Gracias, porque se lo dije yo, que ella es una despistada. Tanto es así que olvidó comentar el otro boceto, cuando van los niños con la escalera al rescate de Fada. Jiiis

Despiste, despiste, hasta se pierde y no encuentra su nombre ni nada...

Gracias también por el cariñoso maullido que me mandaste Gata Bru. Otro para ti y para todos los compañeros felinos de la gatera del aire. Y para los dos patas también, claro...

Choni Mandl Domínguez dijo...

¿Y no te da igual una perrita?
Voy a leerlo con más tiempo. Este blog parece que promete... si aceptan perros :-)