Carta de una gata feliz
En el viejo huerto donde vivo encuentro todo lo que deseo: fresca hierba donde tumbarme, mientras el sol me calienta, el tronco de la figuera, rugoso, viejo y gris, como una anciana que me acoge, me acuna, me proporciona escondite y me aúpa hacia el mundo de los tejados, el tronco del alberjero, mi amigo con quien ya jugué de chiquitina, y donde ahora trepo para llegar a la tapia, los divertidos troncos de la vieja parra, un laberinto amarrado a las piedras del tapial, un mundo de senderos verticales de cálida madera y fresca sombra de las hojas de la vid. Y siempre estoy arrullada por el ronroneo particular de los insectos alados, que compiten con nosotr@s en sonidos de calma acunando el aire cálido del mediodia...
5 comentarios:
que bonito, jeje
Ohhhhhhh +.+
Es la Diosa Suave y Peludeta de la Primavera =)
Qué vida tan dulce para una gata tan linda.
Un beso ;-) y una sonrisa
¿Pero dónde tienes escondida a esa preciosidad?
A veces envidio a los gatos domésticos. Tienen quien los quiera y a la vez la libertad para moverse a su antojo. Son unos niños eternos que les encanta jugar y dormir en un lugar cálido. ¿Quien sabe que aventuras tendrán en sus mundos de ensoñación?. Por cierto Chema, ¿Por donde andais? hace tiempo que estos gatos escritores no nos vienen a visitar al ciberespacio con alguno de sus cuentos.
Un abrazo
Luisa
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