Como el agua



Que seas feliz sin desearlo,

que halles la paz sin buscarla,

que hagas locuras sin pensarlo,

que tengas amor sin reclamarlo.












Ilustración publicada en la revista La Magia de Viajar

Toza de Nabidá (Tronca de Navidad)

La Toza o Tronca de Nabidá es un recuerdo de la celebración pagana del solsticio de Invierno que se conserva en Huesca (Uesca). La Toza se convierte en un espíritu, en una pequeña diosa capaz de atraer de nuevo al sol -al dios sol- en su retorno al final de las noches largas y frías.

Esta antigua costumbre nos une a todos nuestros antepasados mediante el rito de encender la nueva Toza de carrasca utilizando el calibo que se conserva del año anterior.

Mientras la Toza arde, la Nueigüena se consume y amanece el nuevo sol con fuerza regenerada para fertilizar campos y bosques.

Me gustan estas viejas historias. Es lo poco que queda de auténtico en estas fechas. Hoy le he dado un rostro a la Toza. Mirad:

Vivir en paz

Los gat@s, los perros y yo no celebramos la Navidad. Hace tiempo sabemos que los días y las noches no tienen nombre propio.

Porque a ver, ¿quién tiene derecho a bautizar un determinado día del año (Navidad), o una noche (Noche Buena, Noche Vieja), o una semana (Navidades, Semana Santa), o meses (Pascua, Ramadán), o incluso ¡un año entero! (Año Santo Compostelano)?

¿Quién está autorizado a imponernos cómo tenemos que vivir durante un tiempo de nuestra vida?

¿Quién está detrás de esta gran campaña publicitaria, hipócrita y consumista?

¿Quién cuenta con el permiso para partir el año en dos?

Pero, ¿de verdad creemos que alguien puede obligarnos a contemplar esas ridículas imágenes de papás noeles colgados,
... a talar cientos de abetos, malgastar kilos de papel de envoltorio y arrojar toneladas de basura extra, a oir canciones de letras insulsas, a aguantar la borrachera del pariente,
... a gastar en un mes el mismo dinero que alguien gana en todo un año
... o a consentir una matanza sin piedad de cientos de animales no humanos, muchos de ellos recién nacidos, para llenar las colmadas barrigas de la mitad de la humanidad mientras sonríe bobaliconamente delante de la televisión?

Nada, que nos negamos a celebrar cosas así.

Que nos dejen, de verdad, vivir en paz.