Cocinando sin crueldad
Mis amig@s sabéis que no como nada que provenga de la muerte, la explotación, el dolor o el sufrimiento de los animales no humanos. Para mí, una gata como Gata Bru o Fadagris tiene la misma dignidad y los mismos derechos que una vaca, y un perro significa lo mismo que un cordero o que un cerdo.
Tod@s ell@s son animales como yo, tod@s somos seres sintientes capaces de experimentar dolor y también capaces de gozar y ser felices. Si yo no me comería a mi perro o a mi gata, ¿por qué iba a comerme a ningún otro animal no humano como ell@s?
Cuando surgió el proyecto "Cocinamos sin crueldad" y Erinna pidió colaboración, no lo dudé. Nos pidió que todos los que creemos que se puede vivir en paz y armonía entre todos los seres sintientes, animales humanos y no humanos, lo demostremos contando lo que comemos. Es decir, que sumemos recetas de comidas realizadas sin crueldad, sin sufrimiento, sin mataderos, sin explotación de animales no humanos.
Así que aquí estoy para contaros algo de lo que los gatos y yo no solemos hablar en este blog. En esta ocasión se trata de recetas con zanahoria, cocinadas sin crueldad:
Cuatro zanahorias.
Una rama de romero.
Dos cebollas.
Dos hojas de laurel.
Semillas de sésamo.
Aceite de oliva.
Sal.
Perejil seco.
Se cortan las cebollas en láminas finas y se echan en una sartén con un chorro de aceite de oliva. Se ponen a rehogar.
Se cortan las zanahorias en tiras delgadas.
Se echan junto con el sofrito de cebolla, las zanahorias, una rama de romero, dos hojas de laurel y un cucharada de semillas de sésamo. Se añade un poco de agua y se pone a cocer unos minutos, mezclando bien.
Se añade sal al gusto y se tapa la olla, dejándola cocer a fuego lento durante quince minutos o así.
Se retira, se espolvorea el perejil seco y se sirve caliente.
La cocina se queda impregnada de un evocador aroma a paseos por el monte al amanecer, mientras hacemos esta comida imaginamos animales libres, corriendo de mata en mata, retozando felices al sol...