Un cuento en defensa de los animales


Es lo que dicie Russell Simoni en su web:

"El libro trata indirectamente el tema del veganismo y el de los derechos de los animales. Y además otros temas que importan. Es la historia de una niña con rastas y piel morena, y de su gata adoptada Fada, y del perro Pito, y de sus amig@s, y su abuelita… y de lo poco que somos capaces de ver los adult@s".

Y lo ilustra con este dibujo de activismo y liberación animal, en una granja/campo de concentración de gallinas.

Dora soñadora

Más información en el blog gatoporlibre.blogspot.com

Zaragoza , 2009
ISBN: 9788493502577
AUTOR: Chema Lera
COLECCIÓN: Álbum Ilustrado
TEMA: Infantil
PRECIO: 16,00 €
Gatos y gatas del mundo entero sueñan con trepar hasta la luna...pero no todos lo consiguen. Esta es una historia de sueños, de amor a los animales y de amistad, en la que sólo quienes crean en los sueños podrán ayudar a Dora y a Fada.
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Fada, la gata de Dora soñadora. Reseñas y secretos.

La gatita de Dora, Fada, en el papel y en la ventana. ¿A que se parecen? Pues voy a contar un secreto: en realidad, este modelo es "el ", no "ella". Se llama Trigo. Tanto él, como Lluvia, como Ara, y algun@s más que cito en el libro, posaron muchas veces mientras dibujaba Dora soñadora. Es lo que tiene el mundo de los animales no humanos, que hasta en eso nos aventajan: a primera vista no hay discriminación. Fada tiene un poco de todos los gat@s que nos rodean, sean "chicas o chicos".

Por cierto, que Myriam Martínez eligió este mismo dibujo de Fada para ilustrar la entrevista que publicó en el Diario del Altoaragón el pasado domingo, junto con uno de los que más me gustan de Dora. Os pongo aquí una imagen para que veáis qué bonita quedó la maquetación de la página.
Este dibujo de Fada con el que se cierra el libro tiene su "pequeña" historia: en Nueigüena me regalaron un precioso cuaderno de bocetos. Los cuadernos son una de mis debilidades, tengo cientos, pero nunca enteros, porque voy arrancando hojas conforme las voy usando. Los bocetos son como las hojas de los árboles. Casi todos duran una estación, menos algunos, que se hacen perennes. Es lo que le ha ocurrido a este dibujo que empezó siendo un boceto para probar pinturas, tonos y texturas, y terminó inmortalizado en una de las últimas hojas del libro de Dora soñadora.
Poco a poco, el libro va incorporándose a otras vidas. Esto es algo mágico, a veces me entra una especie de vértigo cuando me imagino a un niño que no conozco, sentado en la alfombra de su casa, contemplando en el libro un dibujo que comenzó a existir en la mesa de mi estudio...

Dora y Fada también eligen vivir en otros blogs de amig@s generos@s que hablan del libro. Luisa Covelo le dedicó una sentida y completa reseña en su interesante blog cultural Mi estrella en la eternidad. Me escribió para decirme que había puesto este granito de arena en el mar de sueños que Dora iba compartiendo con los lectores. ¡Gracias, Luisa, de parte de Dora y de Fada!

Y para terminar este paseo, en el portal de actualidad Redaragón, de El Periódico, que desde hace ya algunos años sacan adelante Rubén y Pablo Pamplona, también ha encontrado un hueco Dora soñadora. ¡Gracias!:
Actualizado el 20/12/2010

María, a quien solo conozco por su trabajo como redactora en una página de la que ya soy lector permanente -o viajero camino del oasis (si la visitáis sabréis por qué lo digo)- ha escrito esta reseña con palabras tecleadas directamente desde el corazón, ¡gracias!
Su página se llama Sólo mirar: El Bazar de Najmah.



Dibujando al calor del fuego

Vuelven la nieve y los recuerdos. Hemos encendido el fuego y parece que reiniciamos el ciclo... como cuando dibujaba Dora soñadora en el rincón junto al hogar, ahora hará casi un año.


Nos empeñamos en vivir a plazos y así nos vamos comiendo el tiempo. En un mes tal o cual aniversario, en una semana, el finde, en un año, la Navidad... y vuelta a empezar. La sociedad nos obliga a compartimentar nuestra vida.

¿Por qué no dejamos de contar de una vez por todas los días, los meses o los años y permitimos que el eterno péndulo de la naturaleza nos acune mientras vivimos? Porque, ¿cuánto dura el instante de una lectura junto al fuego, con un gato en el regazo? ¿Cuánto tarda en tornarse roja la hoja verde de la parra otoñal?¿Tienen tiempo los pensamientos?

Dora soñadora: Libros y cuentos recomendados en otro suplemento escolar


El suplemento escolar del Diario del Altoaragón publicó también reseña de Dora soñadora el pasado jueves 19 de noviembre, pero se me pasó comentarlo en el blog. Me gusta mucho la última frase:
"Los sueños se cumplen... si se cree en ellos lo suficiente".
Creo que da en el clavo.



Y la copio aquí por si se pierde el enlace:


"Gatos y gatas del mundo sueñan con trepar hasta la luna... pero no todos lo consiguen. Esta es una historia de sueños, de amor a los animales y de amistad, en la que sólo quienes crean en los sueños podrán ayudar a Dora y a Fada. El cuento ha sido "soñado e ilustrado" por el oscense Chema Lera, que invita a vivir como se sueña y a creer que los sueños se cumplen... si se cree en ellos lo suficiente."

Dora soñadora, para leer

Me ha hecho mucha ilusión encontrar esta reseña en el suplemento escolar de Heraldo de Aragón que coordina Silvia Rubio. Siempre me entretengo en hojear los suplementos escolares de los periódicos, sobre todo porque a veces publican dibujos que los niñ@s hacen y luego envían a la redacción. Cuando yo era pequeño enviábamos dibujos a los concursos, sobre todo los navideños. En un concurso infantil de dibujos sobre paisajes gané un tercer premio. Se me ha olvidado cuál fué el premio en sí, medalla, galardón o lote de libros, que me correspondió, pero nunca desaperecerá de mi memoria el paisaje que dibujé con ceras duras: media docena de árboles delgados, con troncos que sólo eran una línea sinuosa, muy marcada, rodeados por una valla de madera en medio de un prado. Quizá por eso siempre me gusta dibujar árboles, también tienen su lugar en Dora soñadora.


Dora soñadora, el cuento del cuento


Había una vez una librería en un sótano a la que se accedía por una escalera de caracol. Un día, muchos niños y niñas bajaron los peldaños de esa escalera, y a algunos tuvieron que ayudarles los adultos que los acompañaban. En un rincón de la librería había una mesa redonda, y unas sillas, y tenían la altura perfecta para que niños y niñas se sentaran a leer los libros que había por todos los sitios. Muy cerca de allí, sobre una mesa más alta, no apta para todas las estaturas, había muchas lunas, como si estuvieran en el cielo. Las lunas eran, en realidad, dibujos en la cubierta de un libro. Las lunas brillaban. Las letras grandes también: Dora soñadora.
Al lado de esa montaña de libros de Dora soñadora se abría una puerta sin puertas, una entrada a una sala grande, como de un cine o un teatro. Había sillas para adultos. Y un espacio libre, alfombrado, sin sillas, que invitaba a sentarse. Delante de ese lugar libre, un pequeño escenario, no más alto de dos palmos de manos de niña o de niño. Y, en medio, una enorme caja de madera pintada, con la tapa levantada y unas letras dibujadas como si fueran ramas de árboles y hojas. Niños y niñas se sentaron delante de la caja, a esperar. La espera de los niños también forma parte del juego. La de los adultos es nerviosa, apremiante, con sensación de pérdida. Por eso, en vez de jugar, algunos adultos leyeron las palabras de la caja: Artelera (como Cartelera, pero sin la "c"), érase que se era (así mismo, precisamente así, comenzaban los cuentos antiguos...). Algo iba a pasar. Y pasó.


Patricia Delso, la joven e ilusionante editora de Marboré, que parecía una de las buenas hadas convocada a una fiesta de cuento en un palacio de cuento, anunció la presencia de Isamar Boirabruixa (¿se dice así? ¡es cómo una palabra mágica!). Desde detrás de una columna apareció entonces una mujer muy joven y risueña, con largas melenas y rastas en el pelo, toda vestida de negro. Pintado de blanco, desde su hombro parecía descender por su ropa un enorme gato blanco. Un gato fantasma, o una gata hada. Lo que fuera a pasar tendría que ver con animales, y más concretamente, con gatos. O con gatas.

Su brazo y su mano izquierdos se convirtieron de repente ¡en una preciosa y delgada gatita naranja con rayas blancas! La voz de Isamar cayó sobre los niños y las niñas como un hechizo de brillantes sílabas, y el cuento comenzó a contarse: Dora es un nombre de niña, ¿verdad? Y detrás de ese nombre hay una niña, una niña de piel morena y divertido peinado, la protagonista de nuestro cuento, un cuento que tiene otra protagonista, y se llama Fada... Niños y niñas hablaban, aportaban sus ideas al cuento, ¿por qué no llamar a los bomberos?, a las madres no, no parece que haya que contar con las madres para ayudar en aventuras infantiles... Y acunado por ese armónico conjunto de voces, la de la narradora y las de los narradores sentados en el suelo, el cuento, al fin, terminó.

¿Que para qué estaba allí la enorme caja? Ah, claro, ¡se me había olvidado! En medio del cuento, empezaron a salir pequeños ruidos provenientes de la caja. Isamar fue a ver qué pasaba allí detrás. Introdujo su mano libre... y un pequeño perro melenudo y despeinado se puso a bailar claqué sobre la madera de la tapa. ¿Su nombre, el del perro? Pito. Las risas dieron la bienvenida a la marioneta.

El cuento se había contado, sí, ¿pero quién lo había escrito, quién dibujado? Vino entonces un señor con barbas, vestido con una camisa de muchos colores, y, después de saludar dando las manos a niños y niñas e ignorando descaradamente a la audiencia adulta, contó otro cuento, el cuento del cuento.


La historia de un niño que soñó con ser juglar. Pero en nuestro tiempo no había lugar para los juglares, porque los juglares viven del tiempo perdido, como los niños, y en la sociedad de hoy no hay tiempo para perderlo escuchando las historias de los juglares callejeros, no hay tiempo para perderlo imaginando personajes y aventuras, no hay tiempo para perderlo riendo y llorando sin motivo... Entonces aquel niño que no pudo ser juglar descubrió que lo que soñaba cada noche eran las ilustraciones de lo que había vivido durante el día, y que en realidad todos dibujamos nuestras propias historias cuando dormimos, así que, ni corto ni perezoso decidió traducir con palabras y dibujos aquellos sueños de niño, y así fue convirtiendo vidas en libros. Y esto sí que es algo mágico y misterioso, y por eso, no puede ni contarse.
(Y hasta el duende guardó el secreto)

Lo que cuenta Antón Castro de Dora soñadora...


Reseña de Dora soñadora publicada en el suplemento Artes&Letras de Heraldo de Aragón, por Antón Castro.

Chema Lera se ha especializado en el mundo maravilloso de Aragón. En sus libros, algunos tan sugerentes como ‘Bestiario ilustrado de Aragón’ (Prames), y en programas televisivos como ‘Aragón misterioso’ (CARTV). Parece estar en contacto con el imaginario popular y hablar, a la luz de la luna o en medio de la oscuridad, con las hadas, los duendes, los monstruos o esas criaturas errantes que cruzan los bosques o se esconden en el interior de las casas.
Y, como por arte de magia y color, se le trasvasan al papel. Chema Lera publica ahora en Marboré el libro ‘Dora soñadora’, la historia de una niña que tiene una gata, Fada, y que está en peligro. No se sabe muy bien por qué pero está encaramada en la luna, y por tanto se ha tornado inalcanzable. Dora sospecha que la gata es un animal hechizado capaz de hacer que todos los sueños se cumplan, y también el suyo.
Así, empieza una peregrinación o una divagación mental para hallar a quién pueda ayudarle. Y eso le permite conocer al lector su círculo más íntimo: los monstruos, esas nubes que parecen rebaños de ovejas, los duendes, los árboles que hablan y silban, su amigo Ginés, los dragones.
Chema Lera cuenta esta historia con un texto sencillo, diáfano y sentimental, y lo cuenta gráficamente con gran profusión de colores y de planos, con ilustraciones que celebran el bestiario, el embeleso nocturno, las criaturas (una de las más hermosas es la Luna, esa luna de ojos verdeamarillos) o la fuerza de un mirador con vistas. Chema Lera ha hecho el libro que soñaba. Para los más pequeños, para los que sueñan, para los que necesitan embrujo y un poco de miedo, tan necesario para crecer. Y ha contado con la complicidad de la joven editora Patricia Delso.

Crónicas de cuento (las mil y una Doras soñadoras)


Hubo una vez una ciudad en la que se contó un cuento y luego otro y luego otro... Unas niñas y unos niños escucharon, respondieron y ayudaron con sus palabras a contarlo. Una gata llamada Fada, un perro llamado Pito y un duende de nombre misterioso y desconocido acudieron a la llamada del cuento de Dora soñadora, y arroparon a Isamar la narradora. Después de ese cuento, surgieron otros cuentos, el de Inma y Ainhoa (Lamima) o el de Isabel y Simba (Lamia) , y se conviertieron en crónicas generosas, tiernas y amables, que os invitamos a leer.

Gracias, amigas.


P.D. La foto es de la mismísima Majestad Gata del palacio real de Rabat, que disculpó su presencia en la presentación de Dora soñadora pero quiso transmitir su apoyo a la gata Fada y nos envió desde el mundo de las Mil y una Noches esta imagen (gracias a Guillermo M.), imagen real en todos los sentidos.
En cuanto regrese del todo, contaré mi cuento sobre el cuento...

Una caja soñadora

Una vez llegó una caja.

Todas las cajas encierran un misterio.

Hasta que se abren.

Pero esta caja siguió siendo un misterio una vez abierta.

Porque comenzaron a salir gat@s de ella.

Y gat@s.

Y más gat@s.

Naranjas y negros.

Gatos gemelos.

Gatos siameses.

¡Una caja no podía albergar tanto gato!

¿Qué había allí dentro?

¿Véis?

Dentro de la caja había un sueño.

El sueño de una niña llamada Dora.

Dora soñadora, ayer y mañana


Parece que fue ayer cuando estaba haciendo la ilustración de la portada bajo la supervisión felina correspondiente. En el mágico universo del papel, la pequeña Dora dormía plácida, acunada por el vaivén de la luna menguante, mientras su gata atisbaba, a escondidas, algo o a alguien más allá del halo de luz lunar...
Hoy sé que Dora soñadora ya existe como libro, pero aún no lo he podido ver, y eso me produce una extraña sensación. Me siento como quien espera en un andén a alguien al que conoció tiempo atrás, y teme no reconocerlo de nuevo con la misma emoción, con los mismos ojos de entonces. Como el alquimista a punto de añadir la última gota de la poción sin haber visto nunca antes el resultado de su experimento, o el bruxo que pronuncia el maleficio recién leído en el Libro Verde sin atreverse a modular la última sílaba...
O como el gato a punto de abrir los ojos después de un largo sueño, en medio de la noche bajo la sonrisa de la luna...

Los monstruos

En la soledad del estudio sé que otras presencias comparten mi espacio, aunque esto sea una paradoja. No hay nadie que yo pueda ver con mis ojos, salvo los gatos que van y vienen, duermen y juegan, rozan mis piernas o reclaman caricias saltando a mis brazos. Ell@s seguro que pueden verlos. Muchas veces los descubro mirando con atención entre los pliegues de la pesada cortina que cosió mi madre y que hace las veces de puerta. A veces me inquietan sus grandes ojos ámbar, dorados, verdes o azules, abiertos y redondos, cuando se quedan fijados, inmóviles, en un punto inconcreto de la amplia estancia, en la oscuridad que rodea al foco de luz del tablero de dibujo. No se asustan, los gatos. Son tan misteriosos como ellos, tan sabios.

Por eso sé que están ahí. Siempre están. Y, cuando quieren, se cuelan en las páginas de los libros que ilustro. En el Bestiario. En Dora soñadora, también.

Dibujando bajo la atenta mirada de los gat@s



Tanto dibujar rodeado de gat@s, tenía que pasar: mi próximo libro está lleno de ell@s, con una preciosa gata como coprotagonista, ya os contaré.

(Falta muy poco para que aparezca, a veces he tenido la sensación de haber pasado por un largo embarazo, haber parido y luego, la criatura, desaparecía del nido sin verla... los libros de papel tienen ese inconveniente, parecen diluirse momentáneamente, durante meses, desde que palabras y dibujos salen del estudio para ir a la imprenta hasta que puedes recuperarlos en forma de volumen. Patricia, la editora, me asegura que pondrá la criatura en mis manos de aquí a unos días, tengo tantas ganas de verla...)

Por cierto, estos dos curios@s gat@s hicieron lo que es costumbre en ell@s: primero querían salir fuera de la ventana, en cuanto lo lograron, se pusieron a llamar al cristal para volver a entrar al estudio, y así una y otra vez, ¡hasta que comenzaron a volar papeles y dibujos! (la casa está en el aire, por si no alguien no lo sabía) Menos mal que en ese momento trabajaba los bocetos en el cuaderno y el viento no logró arrebatármelo.


Como esta circunstancia se repite a menudo, resulta que cuando alguien entra en mi estudio de la casa del aire, tiene muchas probabilidades de que algún dibujo revolotee en torno a sus narices, o de ver un gat@ intentando atrapar entre sus zarpas, en lugar de una mosca, un trozo de papel de colores...

A una gata gris


Gata gris, perfecta, exquisita como una reina; gata gris con posaderas de leopardo y serpiente; amagos de mariposa y lechuza; león en miniatura con aceradas garras listas para matar, gata gris llena de secretos, de afinidades, de misterios...

Doris Lessing. "Gatos muy distinguidos". Barcelona, 1986. Editorial Laia. Página 50


Dedicado a nuestra mamá Boletta, la anciana gata superviviente.



Cuento un cuento en ¡Que te cuento!

Este viernes estaré contando un cuento en las Jornadas ¡Qué te cuento! que organiza el Ambito Cultural del Corte Inglés de Zaragoza. Seremos varios los que trataremos de dedicar cinco minutos a ilusionar, divertir, entristecer, animar, imaginar, soñar, sentir, atemorizar, esperanzar y tantos otros verbos para los que sirven los cuentos. Mi cuento se titula, para llevar la contraria, "¡No leas tanto!"
Además la imagen que acompaña a las Jornadas es esta ilustración mía que ya conocéis los lectores del Gato por libre:




SESIÓN DE CUENTACUENTOS
Viernes, 11 de Septiembre de 2009
Ámbito Cultural de El Corte Inglés-Zaragoza
Coordina: Manuel Cortés Blanco.
Voces de la Sesión: Mª José Moreno y Luis Trébol.
PROGRAMA PREVISTO
18:00. Inauguración de la Jornada.
18:03. Fragmento de "El principito" (Antoine de Saint-Exupéry), por Mª José Moreno y Luis Trébol.
18:10. "¡No leas tanto!", por Chema Lera.
18:15. "El niño que se enamoró de una estrella" (Ana Alcolea), por Ana Alcolea.
18:20. "La zorra y el caballo" (Hermanos Grimm), por Mª José Pueyo.
18:25. Un cuento propio, por José Luis Solanilla.
18:30. Capítulo de libro sobre princesas, por Camino Ibarz.
18:35. Cuentos tradicionales indios, por José Ignacio Acirón.
18:40. "El pingüino Pino no sabe vestirse", por Nuria -Charraire-.
18:47. Cuentos y relatos, por Fernando Iwasaki.
19:00. Cuento, por Mario Cosculluela.
19:10. Relatos cortos, aforismo y disparate (varios autores), por Fernando Lalana.
19:15. "El amor azul marino" (Manuel Cortés), por Natalio Bayo.
19:20. "Los inteligentes" (Diego Chozas), por David Lozano.
19:25. "El cielo y el infierno" (Paulo Coelho), por Adriana Oliveros.
19:30. "Matar y matarse" (Jorge Biarge Fanlo), por Jorge Biarge Fanlo.
19:35. "Día de pesca" (Roberto Malo), por Roberto Malo (lectura a dos voces acompañado por el también escritor David Jasso).
19:40. "El pañuelo rojo" (Arantxa Iturbe), por Lina Vila.
19:45. Cuento, por Luis Trébol.
19:50. Cuento de la tradición oral, por Nuria -Charraire-.
20:00. "Una palabra enorme" (Mario Benedetti), por José Antonio Labordeta.
20:05. Cuentos de Roberto Miranda, por Juan Carlos Garza.
20:10. Cuentos con humor, por Augusto González y Fermín Polo (B-Vocal).
20:20. Cuento, por Mariano Casanova.
20:25. Cuento, por Mª José Moreno.
20:30. "The end" (Antonio Pereira), por Juan José Badiola.
20:35. "Los mineros" (Jorge Bucay), por Roberto García.
20.40. Fragmento de "El Conde Lucanor", por Agustín Sánchez Vidal.
20:45. "El niño sin sombra" (Fernando León de Aranoa), por Modesto Lobón.
20:50. Cierre de las voces de la sesión con el "Sé todos los cuentos" (León Felipe), a cargo de Mª José Moreno y Luis Trébol.
20:55. Último relato: "El pintor zaragozano Víctor Mira se suicida en Alemania" (Manuel Vilas), por Juan José Vázquez.
21:00 h. Clausura de las Jornadas.

Más:
http://zaragozame.com/elculturaldenerea/2009/09/05/jornadas-literarias-%c2%a1que-te-cuento/

Vuelve otra vez, hermano Sol


Hace mucho, mucho tiempo, existió una tribu de human@s sabi@s. A la caída de la tarde, el más ancian@ salía de su choza, se colocaba frente al rojo Sol, y le pedía:


-Hermano Sol, no olvides regresar.


En el horizonte, la última chispa se desprendía del astro y, con ella, el Sol pintaba el cielo despidiéndose hasta el día siguiente. Los hombres y mujeres de la tribu volvían a sus quehaceres confiados porque el Sol no faltaría a la palabra dada.


He pasado las vacaciones de verano todo lo alejado que he podido de la tecnología que nos suele acompañar durante el año. Me he reencontrado con el viejo Sol poniente, la silenciosa Luna cambiante, con el sonido de la chicharra, el aroma de la albahaca, el sabor del tomate de huerto, el trazo de las estrellas fugaces, el ladrido alegre de los perros, el maullido triste de los gatos, el crujido de la hoja de papel en medio de la lectura, el rasgueo del lápiz, las lentas ondas del agua, el olor del tomillo pegado a las piernas... creo que lo más cercano que he estado a una máquina ha sido montando en bicicleta.


Ahora seguiré contando cuentos y leyendas, imaginando y dibujando, esperando con muchas ganas la publicación de mi último libro que será mi primer álbum infantil escrito e ilustrado... y mientras, el hermano Sol seguirá yendo y viniendo, exactamente igual a lo que sucedía en verano...

El videoclip de los galgos: "Un kaso de tantos"

"Un kaso de tantos" es el título de una canción de Kate (Iván Martín-Maestro, rap-hiphop-hardcore) que habla del duro destino de nuestros amig@s los galg@s. Hemos colaborado en el videoclip con esta ilustración que se publicó en El Cronista.
Ojalá la sensibilidad hacia los animales crezca gracias a canciones como esta, que muestra situaciones tristes, muy tristes, pero reales.



El tiempo

Hemos dejado de dar cuerda al reloj de pared. El sonido de su maquinaria nos hacía compañía en el silencio de la sala. Pero ya no. En estos momentos, a punto de terminar el último dibujo del libro, cada tic es un recordatorio de que se va a acabar el tiempo, y cada tac un aviso de que ya se ha acabado un poco.
Tiempo. El verano será tiempo, tiempo en estado puro, tiempo dorado entre los dedos, oro en el cedazo del buscador de horas.
Habrá tiempo de verano para la tierra del huerto, para la flor amarilla de los calabacines, para el olor de la albahaca, para el aire en la cara yendo en bicicleta, para las recetas guardadas, para dormir siestas entre vuelos de avispas y moscas, para escuchar historias y para contarlas, a ser posible, bajo las estrellas fugaces. Cuando terminemos los dibujos… ya llegará ese tiempo.
Y entonces podremos leer libros, como dice Nerea; leeremos, por fin, la Rueda del Tiempo, por ejemplo.

Mon@s, gat@s y diosxs




Dibujando con modelo


Gata Bru


Me ha costado mucho poner este dibujo y actualizar Gato por libre, pero mañana hubiera sido su cumpleaños. Gata Bru, doña Gata Bru la de los tres colores, seguirá siempre contándonos cosas, pero ahora lo hará desde su propio estudio, un luminoso y altísimo estudio situado en el ático más alto del universo, allí donde el azul desvela su misterio, justo debajo del tejado del cielo de los gatos, donde Morfeo y sus hermanos Zipi e India la estaban esperando.
Desde allí sigue cantando y parloteando, ¿no la oís?, retoza bajo el cercano sol y corre, vuela tras los luminosos hilos que dejan las estrellas viajeras...

Gata despierta y gato dormido

Seguimos dibujando el nuevo álbum infantil, bocetos y bocetos... menos mal que abundan los modelos cerca!

Más allá de los dibujos



... se sueña en silencio...
...silencio, se sueña...
Había una vez un sueño...

¿Ya se terminó el cuento?

Trabajando en un nuevo proyecto

Os dejamos husmear un poco en las nuevas ilustraciones que hemos comenzado...

Me gusta este libro


Mi gata y yo os presentamos nuestro nuevo libro: el Bestiario Ilustrado de Aragón.


Más allá de los dibujos

... se halla la verdadera fantasía.

Desayuno de colores


Con los penosos tiempos que corren, nada mejor que un divertido y saludable desayuno de colores para la vuelta. A nuestro amigo gato Di le encanta probarlo todo, desde las flores hasta las galletas de chocolate. Hoy nos hemos preparado un plato de ensalada de canónigos (que también tienen un nombre gracioso), tomate cherry, nueces, aceite de oliva de la Plana de Uesca, zumo de pomelo y té rojo chino Pu Erh al que le añadimos unas peladuras de mandarina previamente zampadas para endulzarlo. Un dibujo para comer hecho con colores rojo, verde brillante, naranja y amarillo.
Salud!

Gatos en el estudio


A veces el ilustrador tiene dificil comenzar a dibujar, no por el temor ante el papel en blanco, sino porque a los gatos nos encanta dormitar sobre los pliegos recién humedecidos y pegaditos sobre el panel, al ladito de la ventana del estudio por la que el sol invernal entra contagiándonos su pereza... Así ocurría cuando estaba dibujando el Bestiario Ilustrado.