Risas de estrellas

Estoy preparando historias, cuentos y leyendas nuevas. Bueno, en realidad nunca son nuevas, sino que vuelven a ser contadas de forma diferente. Sin embargo, a veces pienso que existen infinitas historias dormidas, ocultas, ignoradas. Hay que imaginar nuevos lugares donde buscarlas.

Cada vez que miro al cielo por la noche, una nueva estrella parece reirse de mí. Porque las estrellas, sabéis, se burlan de los pobres humanos. Los humanos, piensan ellas, son tan ignorantes que, cuando llega la hora mágica de las luciérnagas, se cierran bajo llaves, ponen techos sobre sus cabezas, y encienden luces. Son tan simples que huyen por calles asfixiantes de brillos de neón y farolas en fila india. Tan absurdos que se hunden bajo sábanas y cierran sus ojos hasta que pasa el tiempo maravilloso.

Mi amigo el perro y yo hemos aprendido de los sabios gatos a reconocer cuando comienza el momento especial del día, y resulta que ese momento es... la noche. La luna, cada noche, se oculta una rodaja más, y, a cambio, nos regala cientos, miles, millones de estrellas nuevas. Ni todos los humanos, ni todas sus vidas juntas alcanzarían para contemplarlas a todas.

Están ahí, siempre, esperando. Eso sí, alejadas de las ciudades. Encaramadas a lo alto de montes invisibles y mares infinitos. Cada estrella encierra su misterio, cada una cuenta su leyenda, a su manera. Solo hay que pararse, contemplar, escuchar y ... trasnochar.

Son mis estrellas, rielan sobre la Casa del Aire, nunca podré cansarme de mirar hacia el cielo. Sé que bajo el azul oscuro se ocultan miles de historias por descubrir.

La primera ilustración pertenece a una de las guardas del libro "Dora soñadora". La segunda, inédita, es un acrílico sobre piedra.

2 comentarios:

Noemi Risco Mateo dijo...

¡Qué bonita ilustración! Veo que, como los gatos, eres criatura nocturna ;-)

Rocío González dijo...

Las imágenes y el texto son una inspiración; soy nocturna como mis gatos, me gusta observar el cielo que con frecuencia me da respuestas...

Cariños de
Ro