¿Y si empezáramos el mundo de nuevo?
Metta Sutta (Sutra de la felicidad)
"Que toda persona se esfuerce
por ser recta y sincera, sin orgullo
y que esté satisfecha con facilidad y jubilosa;
Que no se pierda en los asuntos del mundo.
Que no se abrume con riquezas;
Que sus sentidos estén controlados;
Que sea sabia, pero sin vanidad;
Que no desee grandes posesiones,
aun para su propia familia;
Que no haga nada que sea vil
O que los sabios reprueben.
Que todos los seres estén felices y vivan sin peligro
Todos los seres vivientes, aunque sean débiles o fuertes,
de los reinos bajos, medianos o altos,
Sean pequeños o grandes, visibles o invisibles,
estén cercanos o lejanos, nacidos o por nacer;
Que todos los seres sean felices y vivan sin peligro.
Que nadie engañe ni desprecie a otro en cualquier estado;
que ninguno desee dañar a otro por coraje,
o cualquier motivo.
Así como una madre con su propia vida
protege a su hijo
de la misma manera, con una mente ilimitada
debería uno apreciar a todos los seres,
radiando bondad por todos lados,
arriba, abajo, y todo alrededor, sin límites,
de modo que uno cultive un infinito amor bondadoso
hacia todo el mundo.
Parado, caminando, sentado o acostado,
durante todas las horas que uno esté despierto,
uno debería de cultivar el pensamiento,
que ésta es la manera de vivir en la morada
sublime de este mundo.
Abandonando las discusiones vanas,
con la visión clara,
liberada del apetito de los sentidos,
aquel con corazón puro nunca más
renacerá en el ciclo de la creación del sufrimiento
de nosotros o de otros."
--Buda--
"Que toda persona se esfuerce
por ser recta y sincera, sin orgullo
y que esté satisfecha con facilidad y jubilosa;
Que no se pierda en los asuntos del mundo.
Que no se abrume con riquezas;
Que sus sentidos estén controlados;
Que sea sabia, pero sin vanidad;
Que no desee grandes posesiones,
aun para su propia familia;
Que no haga nada que sea vil
O que los sabios reprueben.
Que todos los seres estén felices y vivan sin peligro
Todos los seres vivientes, aunque sean débiles o fuertes,
de los reinos bajos, medianos o altos,
Sean pequeños o grandes, visibles o invisibles,
estén cercanos o lejanos, nacidos o por nacer;
Que todos los seres sean felices y vivan sin peligro.
Que nadie engañe ni desprecie a otro en cualquier estado;
que ninguno desee dañar a otro por coraje,
o cualquier motivo.
Así como una madre con su propia vida
protege a su hijo
de la misma manera, con una mente ilimitada
debería uno apreciar a todos los seres,
radiando bondad por todos lados,
arriba, abajo, y todo alrededor, sin límites,
de modo que uno cultive un infinito amor bondadoso
hacia todo el mundo.
Parado, caminando, sentado o acostado,
durante todas las horas que uno esté despierto,
uno debería de cultivar el pensamiento,
que ésta es la manera de vivir en la morada
sublime de este mundo.
Abandonando las discusiones vanas,
con la visión clara,
liberada del apetito de los sentidos,
aquel con corazón puro nunca más
renacerá en el ciclo de la creación del sufrimiento
de nosotros o de otros."
--Buda--
1 comentario:
Hola Chemma y compañía.
Siempre he pensado que la tecnología ha avanzado, pero los hombres nos hemos quedados estancados en la edad de piedra, movidos por los mismos instintos, por las mismas inquietudes que entonces. Creo que mientras que no aprendamos a estar por encima de estos, no habremos evolusionado como especie, ni como sociedad. Hay un escritor hindú que a mi me gusta mucho que es Tagore, que decía:
EL ÚLTIMO TRATO
Una mañana iba yo por la pedregosa carretera,
cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza.
"¡Me vendo!", grité. el Rey me cogió de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le valió su poderío
y se volvió sin mí en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía
y yo vagaba por el callejón retorcido
cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro.
Dudó un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.
Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor.
Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideció
y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.
El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente.
Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas.
Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre."
El poder, la codicia, la lujuría, la ira, ..... y todos esos sentimientos que nos dominan nos quitan nuestra capacidad de decidir libremente y al final son un lastre en nuestra vida, aunque sean a la vez lo que nos hace sentir vivos o importantes. Somos una raza curiosa, tenemos los medios para poder ser felices y sin embargo el mundo está lleno de personas infelices. ¡Que gran contradicción!. Luisa
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